Escribo hoy mi testimonio, pues en días anteriores no había podido hacerlo con el corazón en la mano como si se me permite en este momento. Gracias.
El encuentro de mi alma con Cristo Jesús es la experiencia más hermosa y sublime de mi vida. El nacimiento de Dante, mi hijo y la recuperación milagrosa de su salud, fue la señal primera de su presencia continua en mis días.
Después, conocí a Lorena y pude ver en sus ojos la infinita bondad de Dios y en sus palabras, claras y sencillas, escuché el mensaje de la fe en Cristo Jesús con una fuerza que hasta el día de hoy no deja de sorprenderme.
Un escalofrío corrió por mi cuerpo al contacto con sus brazos y tuve la certeza total de que estaba siendo sanada en espíritu, cuerpo y al alma. Nunca más se me ha torcido el pie, ni he sufrido de los dolores e hinchazones. El pesar de mi corazón desapareció. Mi marido no ha sufrido presión alta nunca más y tiene una energía positiva evidente. Mi madre no ha vuelto a sufrir crisis en su ojo, pero lo más importante, es que Dante, mi pequeño hijo comenzó a caminar al otro día de haber recibido la bondad de Dios a través de las sabias manos y palabras de Lorena y no ha dejado de hacerlo desde ese día. Camina por toda la casa, por calle y los parques, seguro sobre sus pies, como si lo hubiera hecho desde siempre.
Nuestra familia se vio transformada desde ese día. Cuando se presentan dificultades, sabemos que se solucionarán de manera positiva por la bondad de Cristo Jesús y el infinito poder de Dios.
Nunca dejaré de festejar ese día.
Eternamente agradecida y dispuesta a estar con Ustedes y con Dios para lo que se me requiera.
ATENTAMENTE
Mónica Alvarado Natali